Geopolítica: Humanidad y Futuro

Cuando el historiógrafo británico Arnold J. Toynbee escribió su ensayo teórico sobre las perspectivas de la humanidad, divulgado magistralmente a través de su monumental obra “A Study of History” (Un Estudio de la Historia), escrita en nueve volúmenes, quizá no ponderó que su concepción de un gobierno central y universal sobre el orbe y la subsecuente abrogación de las fronteras entre las naciones, pudo haber  estado cerca con la creación del Tratado de la Unión Europea, a principios de la década de los años 90. Se imponía una nueva visión político-económica de gobiernos transnacionales difícilmente homologable en otra parte de la faz terrestre, que, en teoría, redundaría en mejor estado de bienestar sobre los ciudadanos que habitaban este espacio.

Por otra parte, los teóricos del Marxismo, tampoco quedaron inmutables, cuando por la misma década de los 90, observaron el desplome del país que era el paradigma de los logros socialistas: Unión Soviética, otro conglomerado de repúblicas y etnias muy distintas entre sí. En sus disquisiciones, planteaban y esperaban cambios de tipo cualitativo en unas relaciones de producción estancadas. Esperaban el salto al Comunismo Científico que nunca llegó. Teoricamente, era un “pas de deux” del ballet conceptual marxista. La Revolución de Octubre del 1917, generó crecimiento cuantitativo, pero la estructura económica adoptada,  llegó con el tiempo a convertirse en sí misma, en su propia retranca. El pueblo soviético, la gente, quería también sentir el estado de bienestar y los derechos que respiraban los ciudadanos de otras naciones. Pero, el desmoronamiento de la Unión Soviética, rompió todos los esquemas de los marxistas: se pasó de un modo de producción socialista a otro capitalista, prácticamente, sin derramamiento de sangre y con muy poca o ninguna lucha armada. Sus consecuencias políticas sobre los otros países satélites no se hicieron esperar. ¡Increíble, pero cierto!

Fue, indudablemente, una década que tuvo resultados distintos en la dirección política mundial.

He hecho esta introducción, para enfatizar la importancia que ha tenido el orden histórico previo, en el sistema económico surgido posteriormente,  después de los años 90, y la crisis actual.

Hoy, la geopolítica internacional se dicta, prácticamente, desde un solo y único púlpito, constituido por los países industrializados del Grupo 8 (G8), y, que,  a su vez, establecen la directriz y la estrategia hegemónica, casi global del sistema de producción capitalista.

Las prerrogativas que establecía la Unión Europea entre sus ciudadanos, tales, como la derogación de fronteras y la libre circulación de personas entre sus países, la transferencia de alta y secreta tecnología, buena calidad de vida, la posibilidad de convergencia y rescate económicos entre sus naciones, era, como dije al principio, un enfoque difícilmente homologable en otro sitio. Por el contrario, la inmensa mayoría de los seres humanos que habitan fuera de esas fronteras privilegiadas, en apariencia, de los países del G8, tienen esos privilegios casi vedados.

Ese estado de bienestar europeo, hoy es golpeado por la crisis, que sus mismas instituciones bancarias y financieras, en el afán mercurial, de un espacio financiero único y dinámico, crearon, facilitando el otorgamiento del crédito fácil y de alto riesgo con posibilidades de retorno poco seguras. La crisis aparenta cada vez más contagiosa y difícil la recuperación.

Mareas de jóvenes europeos protestan un porvenir incierto. Estas manifestaciones, primero empezaron en Grecia. Se han hecho más sonoras en España, con el movimiento de los Indignados. Se han sentido también en Francia, Gran Bretaña e Italia. Ellos se oponen a pagar unas facturas no consumidas por un mal manejo político-financiero de la bonanza económica.

Sabemos que el capitalismo es el más firme pilar sobre el que se sostiene la ideología nacionalista. Ese descontento del pueblo por sus actuales líderes, dará origen a otros movimientos reivindicativos de corte comarcales, regionalistas y nacionalistas, con la intención de continuar evitando lo que consideran la influencia negativa de la globalización. Así, no debe de extrañar que dentro de esa nueva macro-estructura imperial europea, se produzcan fragmentaciones contrarias al proceso de unificación. Desde luego, huelga decir que la actual situación de crisis europea, será la mayor prueba de su propia fragilidad.

Pero, ¿es este giro el preludio de los vaticinios históricos de Toynbee? ¿Es, acaso, el fin de la historia ideológica que vaticinaba Fukuyama? ¿Quizá, estemos en el “eterno ritornello” del ciclo de la historia que describía Nietzsche? Otros, cientos de millones de personas, creen que es el preludio de La Gran Tribulación y de las revelaciones metapsíquicas del apóstol Juan y del segundo advenimiento de Jesucristo. La situación es un caldo de cultivo también para el crecimiento de sectas milenarista del New Age y de otra índole. Indudablemente, todo es debido a la  gran confusión que se establece sobre el devenir del individuo y de la sociedad. Es difícil dar una respuesta concluyente.

Firmemente, tengo la convicción de que el mundo, hoy, es menos estable y seguro; a pesar de que los vientos fuertes soplan desde una dirección de poder económico y política más centrada; es decir, del Grupo 8, dentro del cual está el Padre Nuestro de Norteamérica. El devenir es muy impredecible ahora. Pero, debe tenerse la esperanza de que la intuición del hombre, como animal que tiene más de irracional que de racional, pueda ser capaz de superar la ínclita e inherente inteligencia que poseemos y no tengamos que regresar a las cavernas otra vez.

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Geopolitics: Humankind and Future

   When British historian Arnold J. Toynbee wrote his theoretical essay on the prospects of humanity, released masterfully through his monumental work “A Study of History” written in nine volumes, he may not pondered that his conception of a central government and universal about the world and the subsequent abrogation of the borders between nations, might have been close with the creation of the Treaty on European Union, the early 90th. Imposing a new political-economic vision of transnational governments hardly homologous elsewhere in the face of the earth, which, in theory, would result in better welfare for the people who inhabited this space.

On the other hand, theorists of Marxism, nor remained unchanged, when the decade of the 90th observed the collapse of the country that was the paradigm of the socialist achievements: Soviet Union, republics and other ethnic conglomerate very different from each other. In his treatises, plant and we expect qualitative changes in relations of production stalled. They expected the jump to the scientific community that never came. Theoretically, it was a “pas de deux” of the Marxist conceptual ballet. The October Revolution of 1917 led to quantitative growth, but the economic structure adopted, came with time itself become, in his own breeching. The Soviet people, people also wanted to feel the welfare state and the rights breathed citizens of other nations. But the collapse of the Soviet Union, broke all the schemes of the Marxists: it went from a socialist mode of production to another capitalist, virtually without bloodshed and with little or no fighting. Its political consequences on the other satellite countries were swift. Unbelievable but true!

It was certainly a decade that had different results in global political leadership.

I have made ​​this introduction, to emphasize the significant role played by the historical order in advance by the economic system emerged later, after years 90th, and the current crisis.

Today, the international geopolitical dictates virtually from one side of the pulpit, made ​​by developed countries of the Group 8 (G8), and which, in turn, establish the guidelines and strategy hegemonic, almost global system of capitalist production.

The privileges which established the European Union among its citizens, such as the abolition of borders and free movement of persons between their countries, and secret transfer of high technology, good quality of life, the possibility of convergence between their nations, economic recovery was, as said earlier approach homologous hardly anywhere else. By contrast, the vast majority of humans living outside those boundaries privileged, apparently, the G8 countries have such privileges almost forbidden.

This European welfare state, is now beaten by the crisis that his own banking and financial institutions in an effort mercurial, a unique and dynamic financial space, created, facilitating the granting of easy credit at high risk rate with the potential return unsafe. The crisis appears to be increasingly contagious and difficult recovery.

Tides of young Europeans protesting an uncertain future. These events, first started in Greece. There have been loudest in Spain, with the movement of the Spanish “Indignados” (unworthy). They have been in France, Britain and Italy. They are opposed to pay some bills not consumed by political and financial mismanagement of the economic boom.

We know that capitalism is the firmest pillar that sustains nationalist ideology. That discontent of the people by its current leaders, give rise to other protest movements of regional and national type, with the intention to continue to avoid what they consider the negative impact of globalization. This should not surprise that within this new European imperial macrostructure, fragmentations occur contrary to the unification process. Of course, it goes without saying that the current European crisis will be the biggest test of his own frailty.

But is this shift a prelude to the historic Toynbee’s predictions? Is it, perhaps, the end of ideological history that Fukuyama predicted? Maybe, we are in the “eterno ritornello” cycle of history that Nietzsche described? Others, hundreds of millions of people believe that is the prelude to the Great Tribulation and the metapsychic revelations of the apostle John and the second coming of Jesus Christ. The situation is a breeding ground for the growth of New Age cults and millenarian otherwise. Undoubtedly, all due to the great confusion that is set on the future of the individual and society. It is difficult to give a conclusive answer.

Firmly, I have the conviction that the world today is less stable and secure, despite the strong winds blowing from a direction of economic power and more focused policy, ie, Group 8 within which is the Lord’s Prayer in America. Becoming is very unpredictable now. But the hope must be that the intuition of man as an animal that is more irrational than rational, may be able to overcome the inherent illustrious intelligence we have and not have to return to the cave again.

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