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Archive for April, 2013

Daniel Mancebo-32 años1¿Es Posible Crear Un Universo?

Las opiniones de los hombres de ciencia, a menudo, suelen ser diversas, más que contradictorias, sobre la cuestión del origen del Universo.

Conozcamos el interesante juicio vertido por uno de los astrónomos importantes del siglo XX.

El profesor de la Universidad de Massachusetts, Edward R. Harrison, británico, quien fuera hasta su muerte en 2007, un reconocido astrónomo y cosmólogo y miembro de la Royal Astronomical Society; también, socio de la American Physical Society, así como de la American Association for the Advancement of Science.

El profesor Harrison, vertió una opinión interesante relacionada con la capacidad del hombre para crear un potencial universo. En el último número de agosto de 1995, en la revista británica Quaterly Journal of the Astronomical Society, la cual dejó de publicarse al año siguiente, expuso este comentario:

“El Universo ha sido creado de forma tan perfecta que debe ser necesariamente fruto de una mente superior que, excluyendo a Dios, que impide realizar una investigación racional, permitiría pensar que el cosmos es obra de alienígenas provenientes de otro universo.

Sólo una inteligencia superior pudo calibrar la interacción de constantes físicas como la fuerza de la gravedad, la velocidad de la luz, de las cargas de los electrones que hicieron posible la vida. La mínima variación de estas constantes impediría, no sólo el nacimiento de las formas biológicas, sino también el de las estrellas y la luz” (1).

Si analizamos la opinión de Edward Harrison, podemos observar que él considera que la perfección del Universo implica que alguien muy sabio lo ha creado, pero, a su entender,  tendrían que ser alienígenas de otros universos posibles con tecnología avanzada, para no admitir el concepto de Dios. Pero, ¿no ha sido siempre este el concepto que define a Dios como un ser, al cual el hombre se parece, omnisapiente, y que existe por siempre fuera del espacio y el tiempo de nuestro Universo? ¿No decía Jesús, el Mesias, que su reino no era de este mundo?

Finalmente, el citado profesor Harrison concluye, en la misma revista mencionada anteriormente,  con una afirmación casi categórica:

“Sabemos que unos 10 kilos de materia a determinada energía son suficientes para que se forme un agujero negro que en condiciones favorables crece hasta convertirse en un universo con millones de galaxias. Es fácil, por lo tanto, anticipar que la posteridad tendrá la tecnología para crear otros universos” (1)(2). 

En esta última afirmación, el profesor Harrison, admitía la posibilidad teórica y tecnológica de que el Universo pueda crearse y de que el hombre con dominio de estas herramientas avanzadas, en el futuro, lo pueda hacer.

Pero, si cree que el hombre lo puede lograr algún día, ¿por qué duda, entonces, de la mente superior del Ser que llamamos Dios?

En el capítulo tres del Génesis bíblico, específicamente, el versículo veinte y dos, dice:

“Y Jehová Dios dijo: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal”.

 

Referencia:

1-      Quaterly Journal of the Astronomical Society, august, 1995.

2-      Harrison, Edward.­_ “Masks of the Universe” (2nd ed., 2003).

3-      La Biblia, versión Reina Valera Gómez.

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La Cosmogonía

Daniel Mancebo Publico un fragmento del segundo capítulo de mi  ensayo:

La cosmogonía se define, por la mayoría de los lexicones, como el conjunto de teorías científicas que tratan del origen y la evolución del universo; pero, en otras acepciones, también se define con los mitos relacionados con los orígenes del mundo.

¿Tiene, de hecho, el Universo un principio y un final? Esta pregunta se la hace Stephen Hawking, en el capítulo 8 de su libro “A Brief History of Time. From The Big Bang to Black Holes”, publicado por, vez primera, por Bantam Dell Publishing Group, en 1988. También muchos de nosotros nos hemos hecho esta pregunta y miles de seres humanos a través de los siglos de historia de la humanidad.

La mayoría de las personas, con un mínimo de información cultural, conoce que el personaje que se ha hecho esta pregunta no es un hombre vulgar en cuanto a los conocimientos de la Física y de las Matemáticas. Hawking ha sido durante treinta años  el profesor del “Lucasian Chair of Mathematics” de la Universidad de Cambridge, uno de los puestos académicos más prestigiosos del mundo, ocupado en su tiempo por Isaac Barrow e Isaac Newton.

Una de las teorías más aceptadas sobre el origen del Universo, la desarrolló George Gamow, en el 1948, planteándose una gran explosión, la teoría del Big Bang, con un universo caliente. Pero este atisbo teórico ya había sido anticipado antes de 1917, en la Teoría de la Relatividad General de Einstein, e incluso la posibilidad de un resultado final en la forma de una enorme implosión, conocida en inglés como “Big Crunch”.

Las condiciones iniciales del Universo actual, los científicos las suelen describir como una “singularidad”; por lo menos así la describen en su teorema, Penrose y Hawking. Pero, ¿qué es una singularidad?

Este concepto físico se define como “un punto en el espacio-tiempo en el cual la curvatura de ese mismo espacio-tiempo se hace infinita” (A Brief History of Time). Es decir, en lenguaje más llano, que toda la energía y la materia del Universo, en el punto del génesis, estaba hecha un rebujo tan infinitamente pequeño que no lo podríamos ver ni imaginar.

Añado que Roger Penrose y Stephen Hawking consideraban que en las condiciones de esta singularidad, es decir, de densidad y de curvatura infinitas del espacio-tiempo, “todas las leyes conocidas de la ciencia fallarían”. Y resultarían fallidas para explicar y predecir. Indudablemente, ante el pensamiento lógico, aunque no resulte claro, se deduce que existe una frontera previa al inicio del Big Bang que no es explicable científicamente.

De todo esto podemos deducir que: Primero, se admite un principio y la posibilidad de un fin desde un punto de vista científico del Universo. Segundo, la descripción de una singularidad en la que fallan las leyes de la ciencia equivale a admitir el concepto del caos. Tercero, Las condiciones de densidad infinita implicaría un acúmulo ilimitado de energía que al producir el Big Bang comprendería una liberación casi inagotable, por lo menos en su fase inicial, de energía en forma de quarks, antiquarks, fotones, etc. Un efecto que recuerda la expresión bíblica del: “Fiat lux” (Sea la luz).

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